sábado, 27 de octubre de 2018

Reseña: Nimbo

Nimbo.
El arco de la Guadaña, 2.

Neal Shusterman.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Nocturna ediciones. Col. Literatura mágica # 62. Título original: Thunderhead. Traducción: Pilar Ramírez Tello. 598 páginas.

Cada vez que leo una novela como Nimbo me surgen más dudas sobre la etiqueta de Literatura juvenil. Y es que, más allá quizá de que sus protagonistas sean adolescentes o acaben de dejar atrás ese periodo de sus vidas —Adultos-jóvenes, ¿no?—, no tengo muy claro cuáles han de ser sus características determinantes. ¿Unos temas señalados, un estilo de prosa concreto, una específica sencillez, los inevitables romances y amores complicados —que en todo caso en este volumen brillan por su ausencia—, la aventura por descartado…? Tampoco tengo muy claro quién se encarga de repartir lugar en el nicho, quién decide que una novela tiene que ir destinada tan sólo a un determinado tipo de público. Y cuando me enfrento a novelas como esta, tan rica y llena de matices, las dudas se multiplican. Al menos que Literatura juvenil se utilice ahora como sinónimo de «obra para cualquier persona de cualquier edad superada la infancia, joven o adulta, que quiera disfrutar con la lectura de un buen libro». Entonces no hay problema alguno.

Es esta una novela que gira principalmente en torno a la muerte. Y lo hace de manera harto irónica al presentar una sociedad, de alcance mundial, en la que la muerte ha sido erradicada y los seres humanos pueden aspirar a vivir eternamente. Tras los dramáticos eventos que cerraban Siega toca ahora ver la manera en que Rowan y Cintra, convertida ya en la segadora Anastasia, enfrentan sus nuevas vidas por separado. Y ninguno de los dos lo va a tener fácil. Conspiraciones e intrigas en las sombras, engaños, juegos políticos, decisiones difíciles, dilemas éticos, una entidad casi todopoderosa que se limita a sí misma, un buen número de muertes definitivas, una catástrofe que despliega sus alas en el futuro de la humanidad... Aviso: Esta reseña no va a contener destripes de Nimbo, pero sí que pueden aparecer algunos detalles importantes de su predecesora que no debieran ser conocidos de antemano si se quiere disfrutar a tope de la lectura de aquella.

Prácticamente un año después de la separación de sus caminos mucho ha cambiado para Cintra, embarcada de pleno en sus cribas como segadora con un método que intenta ser lo más humano posible, y Rowan, quien ha tomado una difícil decisión para intentar dotar de sentido a su descarrilada vida. A pesar o a consecuencia de las muertes del segador Goddard y sus acólitos más cercanos, la Guadaña se encuentra dividida en dos bloques entre los que se sitúan unos cuantos indecisos no alineados. Una división de resultados imprevisibles y que, no obstante, augura un futuro poco halagüeño para la organización y para la humanidad en general. Por si fuera poco, dentro de su seno incesantes rumores hablan de un «justiciero» que disfrazado con una túnica negra, un color prohibido, se dedica a cribar y quemar los cuerpos de los segadores corruptos y de aquellos que abusan del cargo y los privilegios dentro del gremio.

En secreto, el segador Faraday va a empezar una investigación cuyos resultados podrían poner fin al equilibrio e independencia entre la Guadaña y el Nimbo, precisamente en un momento en que la entidad de Inteligencia Artificial que rige los destinos de la humanidad se ve incapaz de actuar en una situación en la que ve cómo la sociedad se dirige al precipicio. Un situación en la que indirectamente se va a ver involucrado Greyson Tolliver, un joven aspirante a trabajar para la Interfaz con la Autoridad como agente del Cúmulo, que va a ver cómo su cuidadosamente planeado futuro cambia sin remedio.

En un mundo en que la muerte en casi todas sus vertientes, natural o accidental, por envejecimiento, por enfermedad..., ha sido erradicada, pudiéndose revivir a la mayoría de los casos de morturientos, la forma de controlar la superpoblación es cribar de forma permanente una cuota determinada de ciudadanos cada semana. La Guadaña es la encargada de hacerlo y sus segadores los únicos que pueden deparar la muerte permanente. Pero ¿qué sucede cuando algunos de estos empiezan a abusar de sus atribuciones? ¿Cuando existe un nuevo orden dentro de sus filas que cuestiona el status quo aceptado hasta entonces y aboga por cambiar las reglas de la criba dejando a un lado los férreos preceptos que impeden la corrupción, el nepotismo o la discriminación en la elección de víctimas?

Las diferentes líneas van a mantenerse casi independientes, entrando y saliendo las de unos en las de los otros, pero básicamente siguiendo tramas paralelas, que se influyen en la distancia más que en el contacto. Rowan se ha convertido en un proscrito perseguido por el mejor investigador de la Guadaña, el segador Constantine. Cintra, sin estar todavía cómoda en su identidad de segadora Anastasia, se convierte en un elemento con gran proyección dentro de la organización; algo que hace que goce de tanto predicamento entre algunos, sobre todo los más jóvenes, como de la enemistad de otros. Ambos jóvenes, por muy diferentes motivos, han acumulado un buen número de rencores y de enemigos dispuestos a cualquier cosa para que no interfieran en sus planes. Y en una trama que les afectará a los dos, Greyson verá puesta a prueba de la forma más dura su devoción y entrega por el Nimbo. Junto a ellos, nuevos y viejos personajes participan de una historia que se va cargando de forma pausada, parsimoniosa en ocasiones, de tensión hasta el dinámico final gracias a unas cuantas cartas que Shusterman se guarda hábilmente dentro de la manga para jugarlas cuando más impacto emocional pueden causar.

El autor sigue trabajando en el crecimiento del escenario, mostrando nuevas localizaciones en las que se desarrolla la acción, ofreciendo revelaciones del pasado reciente que ha construido ese mundo y desvelando nuevos detalles de la sociedad del futuro. Singular importancia cobra, por ejemplo, en un mundo perfecto la constatación de que no todas las personas son felices con la actual situación de benevolente tutela, así que se ha creado, el Nimbo ha creado, la categoría de Indeseables para tales individuos. Humanos que se rebelan, de forma más bien testimonial, ante sus conciudadanos. Personas que muestran su disconformidad mediante una conducta antisocial bastante teatrera. Pero, ¿y si hubiera alguno dispuesto a llegar más allá? ¿A causar un auténtico daño? ¿Estaría el NImbo preparado para actuar? ¿Podría hacerlo siquiera?

Como único dirigente de un Estado mundial repartido en muy diferentes regiones el Nimbo trabaja buscando el bien de todos los habitantes del planeta, todo lo hace por y para la humanidad, por su comodidad y confort físico y mental. Siendo un ente autónomo casi todopoderoso y casi omnipresente dentro de los fronteras de nuestro planeta, con cámaras repartidas prácticamente por todos los rincones del orbe, en lo único que no tiene jurisdicción para intervenir es en todo aquello que afecte a la Guadaña y sus agentes. Así que debe observar el devenir de los acontecimientos en que se encuentran inmersos los protagonistas sin poder intervenir, al menos de manera directa. Y lo que observa lo llena de inquietud. El lector va a ir conociendo a fondo su punto de vista, su perspectiva de los acontecimientos, todos sus dilemas, decisiones e inquietudes gracias a unas páginas a modo de hojas de un diario, significadas en negro en la cuidada edición —en todos los detalles, desde la presentación a la traducción— de Nocturna, en las que la IA va a ir dejando reflejadas sus reflexiones. De ella surge una imagen de cruel impotencia. Limitada en parte desde su mismo «nacimiento» no puede sino observar cómo la utopía que se ha empeñado en construir podría derivar inevitablemente hacia la distopía más atroz.

Como ya hiciera en Siega, eliminando la mortalidad de la ecuación Shusterman se permite unas interesantes reflexiones sobre el tema de la muerte y sus consecuencias, de la persistencia y el deseo de supervivencia, del conformismo, el inmovilismo y la falta de innovación que ambos comportan, de la misericordia y la empatía tan necesarios para el desarrollo de una sociedad sana, de la imperfecta naturaleza humana y de todos los tropiezos a los que se ve abocada. Con su buena carga de acción y aventura, traiciones, enfrentamientos físicos y políticos, torturas y muertes definitivas, misterios y revelaciones, Nimbo es así una satisfactoria y entretenida lectura ¿juvenil? que, sobre todo después de un final que va más allá de lo que podría considerarse un mero cliffhanger, deja deseando que se publique ya el cierre de la trilogía.

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