El Hueco al Final del Mundo I.
Rodolfo Martínez.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Sportula. Gijón, 2020. Edición digital (ePub). Ilustración de portada: PREZ. Ilustraciones interiores: Luc Cerverón. 466 páginas.
Toda la carrera literaria de Martínez, todos los temas y los géneros tratados en obras anteriores, todas las obsesiones, filias y fobias, parecen confluir en esta obra en la que el autor da muestras de una madurez de lo más interesante y pletórica. Quien haya seguido un poco la carrera literaria del autor sabe de su gusto por el mestizaje literario, por la mezcla de géneros y temas. Y aquí no iba a ser menos. Navegando dentro de los cauces de la llamada Literatura Fantástica, que sirve de comodín para acomodar una enorme cantidad de tendencias, Martínez ofrece en La simiente de la Esquirla una novela de ciencia ficción poco canónica, con escenario de fantasía, sustrato casi cyberpunk con IA incorporada, disquisiciones religiosas e injerencias políticas, intriga cuasi detectivesca, aventura desenfrenada, acción, viajes, portales dimensionales, conflicto social, juegos de poder, y veleidades superheroicas en su faceta más de vigilantes disfrazados y no tanto de superpoderes. Toda una declaración de principios y un compendio de lo que ha supuesto su obra hasta el momento.
Ilustración: Luc Cerverón |
Ilustración: Luc Cerverón |
Se trata entonces de una ambientación muy trabajada, al servicio de la narración, que puede resultar desconcertante en un primer momento, abrumadora casi dada la extrañeza inicial de lo reflejado, pero en la que Martínez tiene la habilidad de no perder el hilo y llevar el relato con mano firme hacia caminos muy agradables de transitar, con la intriga política, la lucha de diferentes poderes y facciones dentro de los gobiernos de distintos países, el clamor social, los conflictos de orden religioso y los combates de perfecta coreografía fluyendo en conjunto de manera atractiva y entretenida. La habilidad narradora consigue que, aún con momentos puntuales de exceso de información, la inmersión se produzca de forma rápida y eficaz, descubriendo lo necesario de Duniya y sus diferentes sociedades conforme los protagonistas visitan unos lugares u otros. Da gusto ver un mundo donde cada nación tiene su propia idiosincrasia y sus peculiaridades particulares derivadas de su desarrollo histórico independiente.
Ilustración: Luc Cerverón |
Aventuras, secretos, referencias a guerras antiguas, personajes bien retratados y caracterizados con personalidad propia, intrigas políticas, conspiraciones religiosas, manipulación genética, revoluciones, luchas cortesanas por el poder, inteligencias artificiales cuya esencia reside en cerebros gelificados… La simiente de la Esquirla es tan sólo la primera entrega de las cuatro en las que se divide la —por lo visto aquí y por lo que promete para más adelante— monumental historia de El Hueco al Final del Mundo, y en la que no se llegan a responder todas las preguntas planteadas. Queda mucho por descubrir después de lo que se antoja como un largo e intrigante pero satisfactorio prólogo a una historia con muchos misterios todavía por resolver, y la naturaleza de la «esquirla» no es el menor de ellos. Como tal cabe advertir de un cierre con un cliffhanger de dimensiones titánicas, que deja con unas ganas inmensas de saber por dónde va a progresar el relato. El viaje no ha hecho sino empezar.
Para los más completistas, para aquellos que simplemente sientan curiosidad y para todos los que quieran saber algo más del mundo creado y de su gestación es muy recomendable visitar http://simientedelaesquirla.es/, donde se pueden encontrar vistazos a la tecnología de cada país, a sus idiomas, a los mapas y su evolución, y leer muy interesantes disquisiciones sobre el proceso creador literario, la evolución del proyecto desde sus inicios o las influencias del autor a la hora de afrontar su escritura.
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