Una novela de los Magos Primigenios.
Orson Scott Card.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Minotauro. Col. Fantasía. Barcelona, 2012. Título original: The Lost Gate. Traducción: J.E. Álamo. 366 páginas.
Si hace bien poco subíamos a la página la reseña de Pathfinder,
el inicio de una nueva serie por parte del autor, ahora tenemos que
hacer lo propio con la novela que nos ocupa. Copio de aquella reseña: con Card se sabe cuándo empieza una saga, pero no cuándo la terminará —si lo hace— o cuántas entregas tendrá. Y es que a las que viene arastrando desde lejos —Ender, Alvin Maker, Mayflower...— se suman estas dos, Serpent world y Los magos Primigenios —y la prevista First Formic War, en el universo de Ender, con Aaron Johnston—.
Desde luego se puede decir que Card se mantiene ocupado. Como dato a
destacar es curioso que la orientación de los libros del autor esté últimamente muy
encaminada hacia la literatura para adultos jóvenes, a la que se pueden adscribir sin problema alguno ambas series nuevas; derivando en concreto la que nos ocupa hacia una atípica fantasía urbana con toques mitológicos. Y es que Card es especialista en llevar los tópicos a su propio y muy personal terreno.
Por ejemplo, lo de los personajes adolescentes como protagonistas no es ninguna novedad en un autor que gusta mucho de situar a chicos jóvenes en el centro de sus tramas. Así que La puerta oculta no iba a ser diferente. Danny North es un muchacho que ha crecido en una muy aislada comunidad de lo que antaño llegaron a considerarse dioses nórdicos, con familiares con nombres como Thor, Frigg u Odin. Convertidos hoy apenas en sombras de una poderosa tradición mágica que empezó a entrar en decadencia cuando Loki cerrara todos los portales que llevaban a su mundo original, Westil, cortando el acceso de las familias —no solo a la de los dioses nórdicos, sino a las de todos los panteones mitológicos clásicos en los que se pueda pensar: hindues, griegos, amerindios, persas...— a la magia que de él provenía y les dotaba de sus grandes dones. A pesar de haber perdido gran parte de su poder, todos ellos manifiestan alguna capacidad extraordinaria fuera de lo común como el de proyectar el aura y animar figuras con materiales inertes. Bueno, todos no, porque precisamente Danny es un drekka, un miembro de la familia que no muestra ningún talento mágico, con poco, o ningún, futuro dentro de la comunidad.
Por ejemplo, lo de los personajes adolescentes como protagonistas no es ninguna novedad en un autor que gusta mucho de situar a chicos jóvenes en el centro de sus tramas. Así que La puerta oculta no iba a ser diferente. Danny North es un muchacho que ha crecido en una muy aislada comunidad de lo que antaño llegaron a considerarse dioses nórdicos, con familiares con nombres como Thor, Frigg u Odin. Convertidos hoy apenas en sombras de una poderosa tradición mágica que empezó a entrar en decadencia cuando Loki cerrara todos los portales que llevaban a su mundo original, Westil, cortando el acceso de las familias —no solo a la de los dioses nórdicos, sino a las de todos los panteones mitológicos clásicos en los que se pueda pensar: hindues, griegos, amerindios, persas...— a la magia que de él provenía y les dotaba de sus grandes dones. A pesar de haber perdido gran parte de su poder, todos ellos manifiestan alguna capacidad extraordinaria fuera de lo común como el de proyectar el aura y animar figuras con materiales inertes. Bueno, todos no, porque precisamente Danny es un drekka, un miembro de la familia que no muestra ningún talento mágico, con poco, o ningún, futuro dentro de la comunidad.
El
punto de partida de la novela no se puede considerar en paridad demasiado original, y el
personaje de Danny, ignorante de sus poderes y potencial hijo de los
«dioses» nórdicos, retrotrae inevitablemente al Percy Jackson de Rick Riordan —aunque en su caso sean dioses olímpicos—, los diferentes miembros de los panteones clásicos todavía caminan ocultos entre los humanos como en el American Gods de Gaiman,
en un mundo en el que, por causas muy concretas, la magia está
desapareciendo y es cada vez más débil en sus practicantes —como se puede rastrear en
decenas de libros—. Pero muy pronto las diferencias van a hacerse
evidentes, empezando por la ambientación y la interpretación de la
magia, y siguiendo con el desarrollo de los personajes y de una la trama, de aventuras obviamente, con un alto
componente de misterio que consigue implicar la atención del lector.
Dos
terceras partes de la novela están dedicadas a seguir las peripecias de
Danny en su intento de vivir una vida «normal» lo más lejos posible de
su familia —y del resto de familias mágicas—, pues cuando, no podía ser
de otro modo, el poder del joven se manifieste, será peor que no haber
tenido ninguno, así que decidirá huir del hogar y buscarse la vida por
su cuenta. Algo que tampoco va a resultarle tan fácil como esperaba, al
tiempo que diversos grupos van a empezar a perseguirlo, bien para
eliminarlo, bien para aprovecharse de sus «dones». Unos dones que tendrá
que aprender a utilizar por el método de «prueba y error», sin ninguna
auténtica guía ni nadie que pueda orientarle realmente, pues no ha
existido —o sobrevivido— nadie como él desde hace siglos.
El
otro tercio del libro, en capítulos intercalados, se dedica a seguir a
un innominado abrepuertas, en un mundo diferente, medieval, con un
narrador omnisciente que llena de misterio la narración al ir ofreciendo
con cuentagotas al lector las pistas de lo que allí sucede y su
relación con nuestro propio mundo en una trama que hubiera dado para una
interesante novela por sí misma.
En la Tierra,
Danny, a pesar de que su desconocimiento del mundo «real», motivado por
su aislada infancia, lo convierte en un desastre social, siempre
intenta superarse y seguir el camino correcto, justificando sus
decisiones de forma intachable. De naturaleza bondadosa las
inclinaciones inherentes a su poder le van a jugar más de una mala
pasada, pero siempre va a encontrar su camino hacia la luz incluso en
medio de los más oscuros nubarrones. A pesar de que el protagonista,
movido por las circunstancias y las características de su naciente
poder, se ve motivado a actuar de forma moralmente cuestionable —miente
de forma descarada,se convierte en ladrón, gasta bromas pesadas de muy
dudosa gracia...— no hay que perder de vista que, a la postre, este es
un libro de Card y el mensaje ético está siempre subyacente. Quizá no es tan obvio como con el intachable Ender, pero ahí está y el público objetivo podrá sacar importantes conclusiones de la lectura.
En
un intento de giro de la figura del «elegido», del niño destinado a
salvar el mundo con sus poderes, aquí Card explora sobre el niño que
podría destruir las esperanzas de su Familia. El poder de Danny, tan
similar al de Loki, lo pone automáticamente bajo sospecha y amenaza de
muerte. Por supuesto, va a haber muchos que busquen utilizarlo para su
propio provecho, y las tensiones entre las familias se van a dejar ver
en corrientes subterráneas de luchas por el poder en un conflicto
enquistado que lleva siglos en marcha. El joven se va a ver pronto en
medio de esa prolongada contienda, sin saber realmente si las personas
con las que va cruzándose quieren ayudarle, servirse de él o simplemente
eliminarlo. El peligro se encuentra a la vuelta de cualquier decisión
que tome y pronto va a descubrir por las malas que, por mucho que lo
intente, no está destinado a tener una vida normal y corriente como
cualquier otro adolescente.
La puerta oculta inicia
así una serie destinada a adultos-jóvenes, que consigue sorprender y
divertir con una aventura tan curiosa como entretenida —a pesar de
ciertos momentos puntuales con un exceso de información «condensada»—,
con un sistema de magia que explica la existencia de todos los dioses
mitológicos de la antigüedad, y una trama que consigue mantener el
suspense durante buena parte de la narración, sobre todo en los
capítulos cuya acción se desarrolla en Westil.
La novela, sin embargo, peca de cierto apresuramiento en la resolución
de ciertas situaciones en pos de pasar de un punto al siguiente con
rapidez sin terminar de desarrollar todo su potencial, haciendo que en
ocasiones la necesaria tensión por el destino de Danny se vea rebajada
ante la inevitabilidad de su gran destino que parece sacarle de las
circunstancias más difíciles con aparente excesiva facilidad..
El libro se cierra con un agradecido climax, en que se resuelven gran parte de los interrogantes planteados con antelación en ambos mundos, y un inevitable cliffhanger
que deja todo preparado para la continuación. Entre la fantasía urbana y
la mitológica, destinado a un público joven, el libro se lee
fluidamente gracias al habitual estilo de Card, agradable, efectivo,
ligero y ágil, y, sin duda, deja con ganas de saber qué vendrá a
continuación.
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Reseña de otras obras del autor:
Con Aaron Johnston:
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