William Gibson.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Ediciones Plata. Barcelona, 2012. Título original: Zero History. Traducción: Rafael Marín. 474 páginas.
Cierre de la trilogía temática tras Mundo espejo y País de espías, en Historia cero repiten protagonismo, aparte del obvio Hubertus Bigend —nexo de unión de las tres obras—, la ex cantante de rock Hollis Henry, dejándose en esta ocasión llevar por los acontecimientos, y el «traductor» de ruso Milgrim, irónicamente más desorientado y a la vez centrado que nunca después de haber sufrido una invasiva cura de desintoxicación en Basilea
que ha conllevado, entre otras cosas, repetidas transfusiones totales
de su sangre. Aparecen además, con diferente importancia y participación
en la trama, personajes rescatados sobre todo de la segunda novela,
aunque el lector también va a asistir al cómplice cameo de alguien
salido de la primera. Como ya fuera la constante en las anteriores,
sumergido en el género del suspense para narrar una actualidad con
notable presencia High Tech, Gibson
parece haber abandonado prácticamente sus especulaciones sobre el
futuro para limitarse a reflejar de forma extremista el presente en que ciertas élites ya se encuentran viviendo.