Chris Howard.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Minotauro. Col. Ciencia ficción. Barcelona, 2013. Título original: Rootless. Traducción: Miguel Antón. 333 páginas.
Es
ésta una novela de aventuras en un futuro post hecatombe, afín al género
distópico, y con un trasfondo de fábula medioambiental; un eco thriller de acción que por medio de la aventura quiere avisar de los «peligros» del futuro. Un relato «hermanado» con títulos como Puro de Julianna Baggott, El corredor del laberinto de James Dashner o, por supuesto, la muy famosa trilogía de Los Juegos del Hambre de Suzanne Collins...
A través de un mundo asolado tras una indefinida catástrofe,
polvoriento, cruel, ajado, empobrecido hasta el extremo, donde la
supervivencia es dura y toda la biodiversidad ha muerto, un joven
protagonista tendrá que luchar por alcanzar su sueño, por imposible que
se antoje, venciendo todos los contratiempos. El constructor de árboles es una novela que se podría adscribir fácilmente en ese «grupo» que se ha dado en llamar literatura para un público adulto-joven —Young Adults en su original inglés—, aunque en realidad le sobra —como seguramente a todas aquellas— la calificación por edades.