El apagón 2.
Connie Willis.
Reseña de: Santiago
Gª Soláns.
Ediciones B. Col.
Nova. Barcelona, 2013. Título original: All Clear. Traducción:
Paula Vicens. 627 páginas.
Como ya comentaba en la
reseña de El apagón, no se trata de dos novelas
distintas, secuela la una de la otra, sino de una sola obra divida
artificialmente por su amplia extensión en dos
volúmenes. Y como tal es muy agradable, e interesante, ponerse a
leerlas ambas de un tirón, a pesar de la suma de más de 1200
páginas que supone —serían más, teniendo en cuenta que para
la presente se ha disminuido el tamaño de letra respecto a la
anterior—. Incluso sería muy recomendable leerlos sin interrupción, pues la
gran cantidad de detalles mínimos que sólo alcanzan su verdadera
importancia cientos de páginas después hacen muy conveniente tener
fresco en la memoria todo los sucesos anteriores —o
cronológicamente posteriores, pero narrados previamente, que ésto
va de viajes en el tiempo después de todo—, sin dejar pasar un
largo periodo entre un volumen y otro. El apagón no
tiene sentido sin Cese de alerta y, de hecho, donde la lectura
del primero en solitario podría dejar un regusto de insatisfacción,
la del segundo conlleva todas las recompensas que se podían esperar
de una obra de Willis, pues el primero no es sino la necesaria
puesta a punto para disfrutar del segundo, donde todo cobra sentido.
Deben ser leídos juntos, como la obra unitaria que son. A la vez,
dicha unidad dificulta explayarse demasiado en una reseña exclusiva
para Cese de alerta, pues mucho de lo dicho en la de El
apagón sería aplicable para esta, lo que la llevaría a ser
tan redundante como algunos de los pasajes acusados de tal «pecado»
en el libro.