Camino de odio.
Gonzalo Zalaya / Víctor Blanco.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Ronin literario. Barcelona, 2016. Edición digital (epub). 225 páginas.
Publicado gracias a una campaña de micromecenazgo y bajo la tradición de la Espada y brujería de siempre, del pulp más desatado, Zalaya y Blanco parecen no buscar en su novela sino la pura diversión, el entretenimiento más desatado y refrescante, con las descripciones imprescindibles, poca o ninguna veleidad estilística, y mucha —mucha— acción sangrienta. Buscando quizá una asociación con un autor puntero y actual, se ha dado en enclavar la novela en la corriente de moda, el grimdark, esa fantasía sucia, brutal y con una base en cierta forma realista, pero, salvando las distancias, seguramente se encuentre más cerca del pulp del Conan de Howard, con un buen pulido actualizador. Un mundo que comienza con unos mimbres de la Roma clásica, con combates de gladiadores esclavos en la arena, y deriva hacia una fantasía oscura de ambientación más «medieval» y, tan sólo aparentemente, más tradicional, con elfos, medianos, trolls, cambiaformas, gnomos o magos, entre otras criaturas fantásticas. Violencia desatada, locura de combate, racismo, magia, personajes brutales, intriga política y brochazos de un humor entre cáustico, socarrón, grueso e ingenuo, conforman un relato que salpica sangre.