The Expanse 5.
James S. Corey.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Nova. Barcelona, 2020. Título original: Nemesis Games. Traducción: David Tejera Expósito. Ilustración de portada: Daniel Dociu. 573 páginas.
Permitidme empezar directamente por el final: ¡Necesito el sexto volumen ya!
Volvamos al principio. The Expanse es un ejercicio de entretenimiento puro, lleno de acción desatada, de diversión a raudales y de espectáculo con pirotecnia incluida, sí, pero —no es ninguna sorpresa—, el espectáculo también puede ofrecer una multitud de sublecturas reflexivas de lo más interesantes, alejadas de un mero vehículo de emociones sin mayor profundidad —que también los hay y muy buenos, nada en contra, la verdad—. Como se ha visto en anteriores entregas, y aquí no podía ser menos, The Expanse lanza un buen número de torpedos, tanto dentro del relato para destruir o evitar ser destruidos diferentes objetivos, como fuera del mismo, directos a la línea de flotación del pensamiento subliminal del lector. Los autores van introduciendo una serie de detalles en la trama, rodeados de explosiones y épica, que van floreciendo en forma de sugerentes cuestiones sobre la sociedad presente que estamos construyendo. En la mejor tradición de la ciencia ficción el futuro retratado no es sino una derivación del pasado, nuestro presente; y en el Sistema Solar donde la tripulación de la Rocinante vive, o más bien sufre, sus aventuras la imagen que nos devuelve el espejo no es demasiado halagüeña. La humanidad tiene todavía mucho que aprender y que mejorar. Si en anteriores entregas —que es muy recomendable haberse leído antes de hacerlo con la presente— la serie ofrecía una ciencia ficción hibridizada con un toque policiaco detectivesco primero y con el post colonialismo después, Los juegos de Némesis mezcla de forma acertada y sin rubor lo grandioso del space opera con la intriga de la investigación y lo catastrófico de la novela apocalíptica.