Lago negro de tus ojos.
Guillem López.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Alianza editorial. Col. Runas. Madrid, 2019. 133 páginas.
Antes que nada hay que advertir que esta obra en realidad no es una novela corta —por mucho que en realidad lo aparente—, sino un cómic en prosa, o la descripción de un cómic en todo caso, o lo que Bernat, un narrador nada fiable por otro lado, sugiere que ha dibujado contando los eventos en que se ha visto envuelto, o en los que cree haberse visto envuelto, o en los que quiere que el lector crea que se ha visto envuelto, o… En El Clot, València, hace años, tras el fenómeno que fue conocido como El Incidente, se localizó la más grande de las lagunas negras que aparecieron por todo el mundo de forma inexplicable. Cubriendo la historia de la desaparición de una actriz de renombre, la periodista Carla Babiloni, amiga de la infancia de Bernat, regresa a su pueblo natal, un lugar del que se fuera sin mirar atrás y del que aparentemente no guarda un grato recuerdo. Pero todo retorno, sobre todo cuando los recuerdos no son precisamente los más gratos, conlleva un precio en dolor. Los viejos fantasmas acechan, y la vuelta tanto puede resultar en un liberador exorcismo como en una nueva caída a los infiernos. ¿Cómo han cambiado la aldea y sus gentes? ¿Cuál será el destino de Carla? ¿Qué descubrirá en su investigación? ¿Es la de la actriz la primera desaparición en la zona o ha habido antes otras? ¿Qué relación tiene la laguna en todo el suceso, qué se oculta en su fondo y por qué las autoridades de empeñan tanto en mantener alejados a los curiosos? ¿Por qué hay tantos insectos pululando en el ambiente? Preguntas, muchas preguntas, y pocas respuestas, o demasiadas, pero tan desconcertantes, ambiguas o poco fiables que mejor sería tomarlas con toda la desconfianza posible. López factura un nuevo delirio maravilloso que atrapa con la fuerza de las imágenes que afloran de su poderosa prosa, de la inquietante y perdurable duda, del horror que acecha bajo el misterio, de lo surrealista e imposible mezclado con un realismo sucio y descarnado. Lo único que se puede hacer es dejarse llevar. El viaje merece la pena y ocupa apenas un suspiro.