Ferran Varela.
Reseña de: Santiago Gª Soláns.
Ediciones el Transbordador. Málaga, 20198. Edición digital (ePub). Ilustración de portada e interiores: Manuel Gutiérrez. 156 páginas.
Con apenas un puñado de relatos, una novelette y una novela publicados Varela está tallando a hachazos su nombre en el muro de honor de lo más granado del fantástico español. Y lo hace con una fantasía tan entretenida como inteligente, tan elaborada como agradable de leer, aunque a veces suelte dolorosos zarpazos. Las buenas historias en ocasiones duelen. Y los cuatro relatos que componen este volumen dan buena cuenta de ello. Situadas en Hann, el mismo mundo en que se desarrollaba la trama de El arcano y el jilguero, a la que lanzan abundantes guiños, muestran una solvencia independiente muy de agradecer. No son un simple soporte para la obra más extensa o una exploración que profundice sin más en el escenario, sino que se demuestran como historias con entidad y valor propios. El autor vuelve a hacer gala de una prosa tan incisiva como poética, de unos personajes con marchamo de autenticidad y unas tramas muy interesantes, repletas de emoción, de dilemas, de entretenimiento, y de una más que satisfactoria, atractiva y sugerente narrativa.
Abre el volumen El Guardián de Secretos, donde el lector va a poder asistir al poco convencional camino de una de estas personas educadas desde su infancia para cumplir una esforzada labor. Receptores errantes de la confesión de los pecados y crímenes de los fieles, no tienen lengua para no poder contar nada de lo que escuchan, son analfabetos para no poder escribir nada de lo que les confían, son pobres y caminan descalzos para expiar las faltas ajenas. En definitiva, son la válvula de escape de los males acumulados por la sociedad, la tranquilidad de su conciencia, y a ello están encomendados en cuerpo y alma. Aunque a veces la tarea se hace demasiado dura de soportar, la injusticia difícil de sobrellevar, la carga demasiado pesada para acarrearla sin ninguna contraprestación que alivie su arduo caminar. ¿Puede aspirar un Guardián de secretos a saborear algo más que su ingrata existencia? He aquí un divertido ejemplo de picaresca y mala suerte que termina no siendo tan negativa. En una sociedad regida por rígidos principios no es tan fácil cambiar de vida, encorsetando tanto a los nobles como a lo más bajo de sus servidores. Pero la hipocresía, los secretos inconfesables, los anhelos de mejora, las ambiciones y envidias, hacen que a veces existan resquicios para burlar al sino, para obtener aquello a lo que no se estaba destinado. Varela presenta una figura cargada de misticismo, de singular importancia dentro de la sociedad y la religión de Hann, y la carga de una irónica terrenalidad, desvelando al lector aquellos secretos y anhelos, propios y ajenos, que el guardián no puede. La lucha contra lo establecido, contra la tradición que mantiene a cada cual en su sitio, en su escalón, sin dejarle aspirar a nada más alto, es realmente complicada. Pero a veces se puede saborear la miel aunque sea sólo por un día.
En Las llamas serán tu corona el señor de Finvigía, conocido como el Bufón embrujado, ve junto a unos pocos fieles desde su sitiado torreón como su dominio arde por los cuatro costados. Tras unas cuantas temporadas de malas cosechas y aciagas concesiones territoriales para mantener la integridad de sus gentes, ya que no de su territorio, su pueblo se ha alzado contra él, quemando bosques y cultivos por igual. La carestía parece garantizada, pero aún hay quien aviva las llamas del odio, buscando su propio beneficio tras una populista máscara de preocupación falsamente altruista. Mediante una entretenida trama, Varela fabula sobre la pesada carga del poder y del buen gobierno frente a las mentiras que ocultan una ambición desmedida, sobre el valor que hace falta para anteponer el bien común de los demás al propio aunque conlleve una injusta condena. Las decisiones mejor intencionadas pueden ser vilipendiadas, tergiversadas, mal entendidas y volverse en contra de quien las ha tomado. ¿Debe rebelarse contra la injusticia? ¿Hacer uso de la fuerza de sus soldados para acallar al populacho? ¿O seguir el dictado de su conciencia? ¿Se debe un rey a su pueblo o a sí mismo? Una historia que encierra mucho sobre lo que pensar, incluso sobre la política actual.
Detalle de las ilustraciones de Manuel Gutiérrez que abren cada relato |
Cierra el volumen El arte del cuentacuentos, la historia de la confluencia que llevaría a establecer para la posteridad la carrera de Hohedn Plumazul. Una historia que presenta a un tiempo la construcción de un mito literario, un manual de escritura y un ejercicio metaliterario que pivota sobre sí mismo. Y todo comienza de la forma más anodina, bajo la tormenta. Dos hombres unidos por el amor a las historias, uno aspirando aprender el oficio aunque todavía con poco arte, el otro un gran escritor sin vivencias en que basar sus escritos. El mejor de los cuentos del volumen es también el más difícil de clasificar y definir. Un homenaje al oficio de cuenta cuentos, de junta letras, de la literatura en toda su grandeza, en el que Varela no predica precisamente con el ejemplo, sino que contradice de manera magistral buena parte de los consejos de escritura que sus protagonistas propugnan. Y también la constatación de que la unión hace la fuerza, de que la amistad puede vencer grandes dificultades y que la separación puede ser una manera de encontrarse. Un relato perfecto, emocionante y emotivo, toda una lección práctica de escritura.
Cuatro relatos que, junto al anteriormente publicado Siete cartas, consiguen ampliar de forma magnífica la geografía de Hann, incidiendo en particularidades que llenan de vida el mundo creado, con personajes que se escapan del habitual protagonismo de este tipo de historias, y dando cuenta de lo profundamente trabajado que tiene Varela el trasfondo de sus historias, tanto social como política o religiosamente hablando, bajo el dominio o influencia del imperio Leenero. Lecturas independientes que ganan con la fuerza del conjunto y que dan cuenta de la enorme fuerza emergente de un autor llamado a deparar grandes alegrías al lector de género fantástico.
2 comentarios:
Que ganas de hincarle el diente
¡A disfrutarlo!
;-)
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