Sarah Julia Kane.
Reseña de: Jamie M.
Edebé. Barcelona, 2013.
195 páginas.
¿Lo bueno si breve , dos
veces bueno? Pues no lo sé, pero sí se puede asegurar sin temor a
equivocarse que esta es una novela que se lee en un suspiro y no deja
malas sensaciones, al contrario, aunque al final sepa a poco. Lo cierto es que casi se
podría pensar en ella como una introducción, con fundamento y con
una historia con entidad propia, pero introducción al fin y al cabo,
a la posible serie que profundice en muchas de las cosas aquí
planteadas. Los mimbres los tiene: Una protagonista adolescente
interesante y un mundo intrigante donde desarrollar sus aventuras con unos cuantos misterios de origen paranormal por desvelar.
Escrito en primera persona a modo de diario personal en la voz de la protagonista, el formato le permite a la autora centrarse en los hechos más relevantes, dejando a un lado todo lo demás, dando así al relato una velocidad casi excesiva, con capítulos que van de lo bastante a lo muy breve (con mayoría de ellos de dos a cuatro páginas) y donde a cada momento suceden cosas "importantes" de forma acumulativa con apenas transición entre unas y otras.
De buenas a primeras, la
historia podría parecer, una vez más, la de la habitual joven,
bicho raro del instituto, que de repente descubre que su vida es un
engaño, que posee un enorme poder y que el mundo a su alrededor no
es tal y como parece, teniéndose que enfrentar a grandes decisiones
y enormes peligros, con el destino del mundo en juego. Y lo es. Pero
la autora tiene la habilidad, incluso haciendo referencia a los
propios clichés recurrentes del género paranormal romántico, de
darle la vuelta a la situación forzando la complicidad de los
lectores. En palabras de la propia protagonista:
"Me gusta leer. De
modo que sé que, cuando en una historia la protagonista tiene un
sueño extraño, tipo premonición, la cosa apesta a recurso barato,
especialmente si es en el primer capítulo. Pero resulta que la
víspera de mi decimosexto cumpleaños tuve un sueño de lo más raro
y, sí, premonitorio en cierto modo, por lo que tengo que contarlo
muy a mi pesar. Porque lo tuve de verdad. Y porque, bueno, ya estamos
en el segundo capítulo."
La autora hace gala así
de una prosa que podría definirse como "chispeante"
y rápida incluso en los momentos más dramáticos, haciendo de la trama un
carrusel de revelaciones que van a poner patas arriba (y algo más)
la vida de Mackenzie; una joven decidida a tomar las riendas de su
vida en un momento realmente complicado sin permitir que nadie le
marque las pautas de aquello que no quiere hacer, cuando las personas
que la rodean comienzan a actuar de forma cuando menos sospechosa y
ella descubre sorprendentes secretos sobre su pasado, sus padres y su
supuesto destino.
Mientras el lector se
introduce en el libro, por las consecuencias de un "detalle"
que sucede justo al final de la primera parte y el desarrollo de la
segunda, se antoja que quizá estructuralmente hubiera sido mejor
cambiar el orden de ambas aun riesgo de alterar el orden "cronológico"
de los acontecimientos, añadiendo de esa forma mucho más misterio a
la trama y explicando además la secuencia de escritura del diario,
que se antoja imposible en ese orden por la situación "mental"
en que se encuentra la joven en esa segunda parte situada en
Brighton.
En cuanto a la historia
en sí, el relato se mantiene en todo momento en un tono de intriga
paranormal de aventuras y, a pesar de varios "enamoramientos",
lo cierto es que no hay una gran trama romántica per se, sino que la
atracción por uno o varios personajes masculinos va a tener una gran
influencia en la vida de la protagonista, tanto para lo bueno como
para lo malo. Conforme ésta descubre ciertas zonas oscuras de su pasado y su futuro, el peligro acecha y la muerte no le va demasiado lejos. Perteneciente a dos mundos, ella es la respuesta que distintos grupos estaban buscando.
Mientras los actores
masculinos de la función se encuentran algo desdibujados y, en algún
momento, forzados, la autora ofrece unas compañeras y/o amigas
(Elvina y Beatrice) muy bien esbozadas, que gracias a sus acciones
adquieren una representación "real" en la mente de los
lectores, lejos de los estereotipos más habituales en el género, ya
que no se limitan a ser un mero apoyo o paño de lágrimas del
personaje principal, sino que están dotadas de un carácter propio.
Y eso a pesar que al estar todo relatado desde la óptica de la
propia Mackenzie, el lector tan sólo puede conocer los retazos de
las acciones de las que ella es testigo directa, sin tener acceso a
las motivaciones que hay detrás de las mismas, pero sí siendo
partícipe de las sospechas o reacciones que provocan.
La memoria de las sombras
es un libro, pues, muy rápido de leer, intrigante, que presenta un
interesante mundo (o mundos) con unas grandes posibilidades que no
terminan de explotar del todo en esta ocasión. Es cierto que, por su
brevedad (no llega ni a 200 páginas), sirve para pasar un buen y
agradable rato de entretenimiento, pero al final sin duda "sabe
a poco", sobre todo porque la mayoría de las situaciones están
resueltas de manera un tanto celérica (como el precipitado final,
sin ir más lejos) y se antoja que podrían haber dado más de sí si
hubieran sido exploradas o descritas con un poquito más de
profundidad. Pero, al fin y al cabo, así son los diarios personales,
¿no?
Tal y como está, la
novela queda como una lectura ligera y entretenida, que deja, eso sí,
con ganas de que aparezcan a no mucho tardar las posibles
continuaciones en que se pueda conocer más del destino de Mackenzie,
y de su mundo por ende.
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