martes, 23 de abril de 2013

Reseña: El Teatro Secreto

El Teatro Secreto.

Víctor Conde.

Reseña de: Santiago Gª Soláns.

Sportula. Gijón, 2013. Edición digital (epub). 266 páginas.

El Premio Minotauro ha ido dejando a lo largo de sus ediciones una serie de finalistas realmente remarcables —otros no tanto— que sería de justicia, aunque no sea precisamente el caso, se encontrasen disponibles de forma fácilmente accesible para el público. Sportula, aprovechando las posibilidades que ofrece en la actualidad la edición en formato digital, se encuentra embarcada en recuperar algunas de estas novelas, ofreciendo un cada vez más interesante catálogo, y publicando en esta ocasión una novela finalista del año 2005 —que ya fuera publicada en papel por la editorial Parnaso en 2008, pero que a todos los efectos era difícil de conseguir—. Dentro del género fantástico en que se engloba el certamen, El teatro secreto ofrece un tipo de fantasía contemporánea con toques oscuros y algo surrealistas hermanada con la del Gaiman de Sandman o de Neverwhere, y con un punto de delirante absurdo, no exento de rebuscado sentido, en el que a veces se intuye una sombra del Carroll de Alicia a través del espejo, forzando la ruptura de la «normalidad» del Londres de nuestro presente con gentes viviendo en los intersticios de la sociedad, en las fronteras de un mundo o dimensión lleno de magia y sueños —o pesadillas— que irrumpe en lo cotidiano situando la acción en un escenario que navega entre lo físico y lo onírico llenando la mente del lector de fascinantes sugerencias.

El autor no se lo pone fácil a sus lectores y la novela comienza de forma bastante críptica, con tres «escenas» introductorias que presentan la aventura en pleno desarrollo y definiendo a los muchos personajes protagonistas que van a tener importancia en la trama sobre la marcha. Principales y secundarios requieren la misma atención que exigen sus acciones, muchas veces incomprensibles de inicio, pero cabe decir que el esfuerzo invertido obtiene, sin duda con un poco de paciencia y constancia, su recompensa.

Un hombre vestido de astronauta cae con su cápsula a la tierra, dentro de un edificio de Londres, pero no lo hace desde el espacio, sino desde otra dimensión. Los Umbrales, las puertas que comunican nuestra realidad con Aradise, un lugar poblado de magia y de monstruos, se han abierto, y diversos grupos iniciados en su conocimiento van a intentar utilizarlos según su provecho e inclinación, lo que puede terminar en un auténtico desastre. Es entonces cuando una oniromante hace recaer mediante una críptica profecía sobre tres personas el peso de la lucha contra la Aberración que ha cruzado ha cruzado a este lado del velo.

Conde ofrece una amplia galería de personajes a cada cual más estrafalario, sugerente, extravagante o bohemio. Gentes al margen de la sociedad establecida, a los que es fácil coger cariño —u odio— al tiempo que se sufre con sus desgracias. Sobre una chica a caballo entre ambos mundos, Luna, con su cabello de tonos lilas que habla de su ascendente del otro lado, va a recaer la difícil y peligrosa tarea de intentar detener al monstruo. Pero no estará sola, Abel, un hombre escéptico con todo lo que le está pasando, capaz de batirse en duelo a espadas por el honor de una dama en pleno siglo XXI, hechizado contra su voluntad, le prestará su ayuda, debatiéndose entre el amor y el horror. Ambos, con el apoyo de un grupo de personajes de lo más variopinto deberán encontrar y leer al hombre que lleva sobre sí al Libro de Nod.

Una feria de freaks, literalmente, y un variopinto grupo de implicados a cada cuál más llamativo: Un asesino en serie obsesionado con los ojos de sus víctimas, personas que caen en un sueño del que no pueden despertar, duelistas a la antigua usanza en pleno siglo XXI, enfermos que no son conscientes del paso del tiempo, animales con forma antropomórfica y muy bajos instintos, un duelista, una vampira que odia su inmortalidad, un hombre sin brazos ni piernas que se sirve de su largo cabello como apéndices, una joven con un toque de hada, un hombre que es una colina o viceversa, videntes encerradas en su propio cuerpo incapaces de relacionarse con el mundo exterior salvo por ignotos rituales al alcance de muy pocos, un payaso con un tambor, los tres «cerditos» y el lobo que dio origen a los cuentos, un libro que camina, un maestro de pista de circo capaz de cambiar —literalmente— de rostro..., y mucha magia.

A través de un auténtico juego de espejos la historia se desenreda volviéndose sobre sí misma, con viajes en el espacio, el tiempo y las dimensiones. Cobran especial importancia los escenarios fascinantes y sorprendentes, empezando por ese Londres con zonas de juegos infantiles que comparten el espacio con las viejas lápidas de un cementerio y puentes bajo los que la niebla oculta ferias inquietantes, o esa Escocia llena de leyendas y lugares de antiguo poder, y siguiendo por lugares como el Ensueño Imaskari, la Casa de la Primogenitura o la propia Aradise, un país de resonancias feéricas.

Utilizando un lenguaje poético y realmente elaborado, que sin ser exactamente farragoso sí que resulta en ocasiones excesivamente rebuscado, aunque sin duda sirve al mismo tiempo a mantener esa atmósfera extraña y rompedora, el autor va construyendo su mundo a base de sensaciones. Tras la breve presentación, con mucho juego del despiste, la novela se convierte en pura acción, una auténtica carrera contrarreloj para cerrar las puertas entre los mundos, deteniendo a la Aberración.

A veces es realmente complicado seguir las muchas cosas que están sucediendo, saturados los sentidos entre la atmósfera extraña y onírica, las situaciones brutales y rompedoras, la prosa «vanguardista», las descripciones un tanto crípticas, el exceso de pirotecnia «visual» y de claves insinuadas sobre el funcionamiento de los Umbrales y de Aradise. Hay «tanto» sucediendo al mismo tiempo que en ciertos momentos destacados la cosa se siente un tanto atropellada, y sin embargo cuando la madeja se desenreda la sensación que queda es de una agradable satisfacción, y de admiración por la habilidad de Conde para manejar a sus personajes de una forma magistral e inesperada. El teatro secreto es una lectura que requiere concentración, pero que merece el esfuerzo invertido en adentrarse en sus páginas.

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Reseña de otras obras del autor:

    Los relojes de Alestes.

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